Francia, empantanada y aislada en Europa

April 27, 2006

El jefe del Estado, el gobierno, la oposición de izquierda, los sindicatos, las asociaciones de estudiantes, universidades e institutos de enseñanza, se encuentran en estado de “convalecencia”, mal asumida la salida traumática y absurda de la crisis del Contrato primer empleo (CPE) [1 y 2], que no ha resuelto nada, ha agravado todos los problemas y ha confirmado el aislamiento europeo de Francia.

En los institutos de enseñanza media, el fin de las vacaciones de semana santa ha coincidido con estallidos de violencia contra los profesores. En las afueras de París, un profesor ha sido apaleado por dos alumnos, mientras un tercero filmaba la escena en su teléfono portátil, con el fin de difundirla como “ejemplo”.

 

En las universidades, las clases han comenzado con una normalidad casi absoluta. Salvo en París, en la Sorbonne, donde varios centenares de estudiantes se obstinaron en volver a “tomar” el edificio, obligando a la policía a intervenir expeditivamente, “liberando” la universidad con mucha rapidez.

 

Para los estudiantes la crisis tiene unas consecuencias globalmente negativas. Las asociaciones estudiantiles se enorgullecen de haber “humillado” al gobierno, obligándolo a retirar el CPE. A cambio, no han conseguido nada. El CPE solo era válido para jóvenes que aspiraban a conseguir un primer empleo: con muy poca incidencia entre estudiantes universitarios y una incidencia nula entre estudiantes de bachillerato. Por el contrario, los estudios han estado paralizados durante dos meses. Piadosamente, el ministro de educación ha aconsejado una cierta “benevolencia” a la hora de los exámenes de fin de curso. La huelga duró dos meses. Y, tras la huelga, siguieron dos largas semanas de vacaciones. Esas diez o doce semanas sin clases no serán recuperadas por nadie.

 

Entre los sindicatos, es palmaria la misma frustración. Las grandes centrales sindicales (que solo representan al 6 % de los trabajadores) gritaron “¡Victoria..!”, cuando consiguieron humillar al presidente Chirac. El día después de la victoria, los sindicatos volvieron a confirmar su división: la CGT era partidaria de “ampliar” el movimiento. El resto de los sindicatos han preferido tomarse una temporada de “reflexión”.

 

En la oposición socialista, la ascensión espectacular de Ségolène Royale, como candidata a la candidatura socialista a la presidencia de la Repúblicaq, ha abierto grietas dentro del PS. Los “elefantes” socialistas (apelación amistosa para los viejos dirigentes “históricos”) sienten contra ella un rencor apenas disimulado. Lionel Jospin (ex primer ministro), Laurent Fabius (ex primer ministro) Jack Lang (ex ministro de cultura), Dominique Strauss-Kahn (ex ministro de finanzas), también aspiran a la candidatura socialista: y todos protagonizan oscuras maniobras para intentar desestabilizar la buena cota popular de Ségolène Royale.

 

En la mayoría parlamentaria de centro-derecha crece la inquietud precipitada por esta pregunta nacional: “¿Hasta cuando podrán cohabitar Dominique de Villepin y Nicolas Sarkozy..?”. Villepin esperaba convertirse en candidato a presidente, a través del CPE. Humillado, derrotado, apaleado, políticamente, Villepin ha caído en el más bajo infierno de los sondeos, parcialmente desestabilizado por la habilidad con la que Sarkozy se sirvió de la crisis del CPE para hundir a su primer rival, que fue, durante un tiempo, el “niño bonito” del presidente Chirac.

 

Caído él mismo en el descrédito más absoluto, con más de un 65 % de opiniones negativas, en los sondeos, Chirac busca desesperadamente nuevos “proyectos” e “ideas” con las que intentar recuperar su agónica salud política. Le Monde afirma a toda página que los parlamentarios de centro-derecha están “consternados” por la inquietante impopularidad de su propio presidente.

 

Las tribulaciones de unos y otros confirman a Nicolas Sarkozy, ministro del interior, como uno de los personajes centrales del paisaje político nacional. Según todos los sondeos, Sarkozy y Ségolène Royale son la “única” esperanza de conservadores moderados y socialistas reformistas, como grandes rivales en la larga marcha de las próximas elecciones presidenciales. Todavía quedan doce largos meses de campaña. Mientras tanto, Francia corre el riesgo de estar angustiosamente empantanada, hasta que los electores designen un sucesor a Jacques Chirac.

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(1) Francia, a la deriva. Comienza el largo y trágico ocaso de Chirac

(2) Francia, a la deriva. Concluye la "guerra civil" del CPE, comienza el duelo Sarkozy/Villepin, a navajazos

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